jueves, 7 de abril de 2011

ESPERANDO AL INVIERNO


Ya llega el verano,
y tu olor se filtra por los poros de esta casa;
me mece en su regazo, y sudoroso apelmaza
las palabras derretidas,
el dolor de melaza.

Y como acostumbras, pena,
con tu insistencia me duermes,
y en el sueño intranquilo me hieres,
hasta dejarme inválida,
muda en mi coraza.

Luego el otoño arriba,
y pareces dar tregua,
trayéndome ráfagas de raza,
y con ellas la vida
no mengua.

Octubre siempre fue el mes
en el que se me regalaron más promesas;
tú con ellos las profesas,
pero pronto me las arrancas,
dejando vacías las tazas.

Así se acerca el invierno,
y con su fría capa me arropa,
y le tengo a él, y a mi sopa,
de calidez y recuerdos que el alma lanza.

Y aunque retornes, pena,
la luz del día poco luce,
y en la helada noche
sobran las cruces,
que el estío me puso como condena.

***

jueves, 24 de febrero de 2011

TOC, TOC


Sé que estás ahí,
en el rellano.
El trecho ha sido largo
pero tus pasos acortan las distancias.

Aguardo aquí, tras la mirilla dorada,
y sé -a ciencia cierta-, que
golpearás la madera blanca:
los nudillos tranquilos rozarán
con dulzura el otro lado.
Me impacienta tu llamada.

Pero sé también
que si salgo a tu encuentro,
por tus brazos ávida,
no hallaré ni tu sombra, ni tu rastro:
de ese modo se espantan.

Seré franca: bien sé
que es prudente
esperar cómoda junto a esta llama,
serena, sin más calma,
que la calma de aguardarte,
sabiendo que te acercas;
que si hay Dios
ha escrito el sino en nuestra cama.

Quizá, no sé, tú me esperes
bajo un sol de madrugada,
de ésos que a mí me gustan:
los de música y página ajada.

O quizá prefieras
aguardarme entre las mantas,
pobladas de fantasmas y almohadas,
de brochas y pinceladas.

Lo que sí sé, -seré franca-,
es que te escondes entre desvelos
y cometas
de ilusiones fugaces, y esperas,
a que el tiempo te levante
y camines hasta mi entrada.

Sólo tú eres mi yo:
mi medio limón
de dulzura amarga.

***



miércoles, 23 de febrero de 2011

REFLEXIÓN EN PUNTOS SUSPENSIVOS

Me cuesta comprender tu mirada perdida, tu gesto de complacencia, tu sonrisa y tus extrañas ganas de vivir.
Me cuestan los primeros rayos del sol de la primavera si no son a tu lado, me cuestan los besos e incluso los abrazos.
Me cuesta descubrir la inocencia, el deseo de pasión, de habitaciones compartidas o la armonía poética de los sueños.
Me cuesta este invierno que se esfuma, estas ganas de regalar sonrisas y compartir noches bajo las estrellas.

Pero aún así, en mi dulce rutina, corro, sueño y destilo con paciencia sueños y melancolías.



La motivación es lo que te hace empezar.
El hábito lo que te hace continuar.

(Jim Ryun)

lunes, 21 de febrero de 2011

DAGUERROTIPO


No sé cuánto durará este lastre
asido entre mis venas,
ni si la sangre correrá libre
el día que el acero falte.

Será una mañana en la que el sol luzca,
y los gorriones susurren
que es el momento
de sentir sin que duelo produzca.

Mientras tanto seguiré mirando esquiva
a las memorias que se arrastran
y me lanzan púas con su instantánea,
instándome a ser altiva.

¡Pesa tanto y es tedioso
tirar de esta placa
con tan permanente imagen
sin precipitarse a un hondo foso!

***

lunes, 7 de febrero de 2011

SONETO A UN LIMBO DE CARTÓN


Sacudidos se encuentran los cimientos
de lo que ayer fue nuestra frágil casa.
El resquebrajo sonó hondo y sin pausa,
en la frígida noche de este invierno.

Nunca creí en las proféticas danzas
que auguraban el fin de este letargo;
musitaban que se gestaba algo:
muros caerían donde no se alzan.

Cómo pensar que tan reluciente atrezzo,
-¡de veintidós funciones orquestadas!-
era de su ausencia un vano reflejo.

Una vez la marioneta quebrada,
acaso restaba un desecho viejo
de lo que lució unión incuestionada.

***

martes, 18 de enero de 2011

YA NADA ES LO QUE ERA

Entre tus caderas y tu interminable espalda,
dibujé con exceso de calma y cierta dosis de miedo,
una espiral de ilusiones mezclada con tantos besos,
que en tu cuello florecieron cientos, miles de versos.

Deseos, y hasta postales, anhelos y algo no cierto,
formaban parte de un todo,
crecían en nuestros cuerpos,
pero algo inesperado desvaneció los excesos.

Y tu ausencia, mis recesos, la incertidumbre y lo cierto,
resumieron pese a todo,
que tu cuerpo y tus silencios
eran el fruto podrido de mil millones de sueños.

Y es por eso que esa noche,
tras llorar mi desconsuelo,
regalé mis pesadillas,
a mi amor más verdadero.

Mas fue brillante aquel beso,
y las risas y los cuerpos
que desnudos regalaron
pasiones y desenfrenos.




***
Ismael Serrano – Ya nada es lo que era

domingo, 16 de enero de 2011

CONVENCIMIENTO

Podría ser cremallera
de fácil cesión,
que amparada por la noche,
cediera a la verborrea hecha broche
y ante palabras líquidas se abriera.

¡Podría creer que tal unión no existe,
y que tan sólo la pasión embiste,
en las fugaces auroras domingueras!

Incluso podría dejar de ser fiera
frente a las masas de juventud informe,
obsesas por ser a las reglas sociales conformes,
desechando anhelos que jamás se supieran.

Mas cual sirvienta de sueños me retiro a mi estancia
de notas, abrazos, candentes caricias,
donde sin vanidad y con mimo construida
en la complicidad he sido instruida,
y donde el romance cierto ha dejado constancia.

***

viernes, 14 de enero de 2011

RESIDUO

Es triste creer que la vida
es tan sólo un flujo
de pasiones encendidas
y de hoteles puestos de lujo,
en los que desconocidos se aferran
a espaldas ajenas
sin más intención
que la de sentir sin tapujo.

¡Astuta cordura es ésa,
la de la que se imagina condesa
del hombre que tiene frente a sí,
sin acaso componer las piezas!

Desbarajustado puzzle hay que encajar
si queremos avistar que, una vez roto el hechizo,
lo que lucía de color cobrizo
es apenas burda hojalata que, fea y soberbia,
palidece ante el sollozo,
y no sostiene siquiera un lamento
de la que se creía su dueña.

***

jueves, 6 de enero de 2011

HUELLAS DE ARENA


Quizá en algún momento quise olvidar
que las burbujas de aire siempre quiebran:
dóciles e infantiles han de llegar
a ceder por el tiempo que desintegra.

Y así, cual videntes, vemos lo que ahora resta:
trozos meteóricos que colisionan,
por el ímpetu de la Tierra,
y, esparcidos por la vida,
se alejan prestos y sin vuelta.

Nadie advirtió de que crecer tuviese el color
de las amapolas marchitas,
que van tornándose cruentas;
y que se yerguen sobre un cielo apagado,
sin estrellas ni cometas.

Las constelaciones se forman en paz,
y los de abajo nos negamos a observarlas,
¿mientras nos consuele una mano en nuestra espalda,
qué importa lo que el firmamento narra?

Mas cuando las noches se pueden contar
de diez en diez, o de doce en doce,
crece la nostalgia de lo que creímos;
y cual niños reímos, al comprobar que de la infancia
acaso quedan roces.

La confianza entonces amarga nuestro paso,
y vocea que cómo pudimos creer en ella:
"¡date cuenta, mujercita, que a juzgar por los abrazos,
poco ha de dejar eterna mella!"
***