Sacudidos se encuentran los cimientos
de lo que ayer fue nuestra frágil casa.
El resquebrajo sonó hondo y sin pausa,
en la frígida noche de este invierno.
Nunca creí en las proféticas danzas
que auguraban el fin de este letargo;
musitaban que se gestaba algo:
muros caerían donde no se alzan.
Cómo pensar que tan reluciente atrezzo,
-¡de veintidós funciones orquestadas!-
era de su ausencia un vano reflejo.
Una vez la marioneta quebrada,
acaso restaba un desecho viejo
de lo que lució unión incuestionada.
de lo que ayer fue nuestra frágil casa.
El resquebrajo sonó hondo y sin pausa,
en la frígida noche de este invierno.
Nunca creí en las proféticas danzas
que auguraban el fin de este letargo;
musitaban que se gestaba algo:
muros caerían donde no se alzan.
Cómo pensar que tan reluciente atrezzo,
-¡de veintidós funciones orquestadas!-
era de su ausencia un vano reflejo.
Una vez la marioneta quebrada,
acaso restaba un desecho viejo
de lo que lució unión incuestionada.
***
No hay comentarios:
Publicar un comentario