lunes, 7 de febrero de 2011

SONETO A UN LIMBO DE CARTÓN


Sacudidos se encuentran los cimientos
de lo que ayer fue nuestra frágil casa.
El resquebrajo sonó hondo y sin pausa,
en la frígida noche de este invierno.

Nunca creí en las proféticas danzas
que auguraban el fin de este letargo;
musitaban que se gestaba algo:
muros caerían donde no se alzan.

Cómo pensar que tan reluciente atrezzo,
-¡de veintidós funciones orquestadas!-
era de su ausencia un vano reflejo.

Una vez la marioneta quebrada,
acaso restaba un desecho viejo
de lo que lució unión incuestionada.

***

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